Personajes Alfonso Diez |
* Fuerza de choque contra fuerza
de las ideas
Hitler, Mussolini, Pinochet y Victoriano Huerta impidieron, en su
momento, las sesiones del Congreso en Alemania, Italia, Chile y México,
respectivamente. Un spot televisivo ha tomado de ejemplo el carácter
dictatorial y golpista de los cuatro para equiparar el secuestro del congreso
mexicano de los últimos días al que tales personajes llevaron al cabo.
Algunos miembros del FAP y concretamente del PRD han protestado contra
la comparación. Dicen que su líder y autor del mencionado secuestro, Andrés
Manuel López Obrador, no puede ser igual a los otros porque “todavía” no es
presidente o dictador de ningún país, como sí lo fueron los aludidos.
Efectivamente, Andrés Manuel no es el Presidente de México, pero se
autonombra “Presidente Legítimo” y así lo saludan sus seguidores. Lo obedecen
sin chistar, como dictador, porque les ha sentenciado que el que no piense como
él debe abandonar las filas de su partido.
Pero se trate de un presidente, un dictador, o simplemente de un
ciudadano más, nadie puede rebatir que detener el trabajo de los legisladores
porque cabe la posibilidad de que tomen decisiones “contrarias al pensamiento
del caudillo”, es un acto fascista, golpista, antidemocrático, un ataque a las
instituciones, por decir lo menos.
Los diputados y senadores fueron electos por el pueblo precisamente para
hacer las leyes que conduzcan la vida nacional. Nadie tiene derecho a
autonombrarse como depositario del pensamiento de la patria para detener, por
la fuerza, el trabajo de los congresistas.
Con esa mentalidad, el congreso nunca podría llevar al cabo sus labores
porque cualquiera al que no le parezcan las decisiones que tome simplemente
detendría sus trabajos por la fuerza, valiéndose de un puñado de inconformes.
Como somos millones de personas las que habitamos este país y cada cabeza es un
mundo, habría millones de posibilidades de que algún espontáneo utilice la
violencia con ese fin.
Por eso las leyes deben respetarse y hacerse respetar. Sólo los que se
creen “iluminados” quieren imponer sus ideas por la fuerza, por encima de lo
que piensan y deciden las mayorías.
Esa es la razón por la que, los que hicieron el spot para televisión
señalado, exhiben a los peores gobernantes como los ejecutores de las acciones
contra los legisladores, porque son los que así proceden… Pero los personajes
de tal ralea siempre han acabado mal, la historia lo demuestra.
En México, sólo tres veces se han detenido por la fuerza los trabajos
del congreso: bajo las órdenes de Agustín de Iturbide, bajo las de Antonio
López de Santa Anna y bajo las de Victoriano Huerta. Tres botones de muestra de lo que han sido los peores
gobernantes.
Pero solamente una vez los legisladores tuvieron que sesionar en un
lugar distinto al de su sede, cuando México fue invadido por los Estados
Unidos.
Así que, si Andrés Manuel López Obrador y los miembros del PRD y del FAP
querían ocupar un lugar en la historia, ya lo lograron, junto a Hitler,
Mussolini, Pinochet, Iturbide, Santa Anna, Huerta y los invasores de México.
Para la acción violenta que tomaron no hay defensa que valga, ni la
bandera de la Reforma Energética, ni ninguna otra.
¿Considera el PRD que va a perder la votación en tal tema contra los
legisladores del PRI y del PAN, porque son minoría? Entonces, que se preparen
para la lucha electoral en 2009, que ofrezcan a los votantes argumentos válidos
e inteligentes para que voten por ellos de tal manera que los transformen en
mayoría.
Pero no es por la fuerza como pueden ganar. A lo largo de la historia,
el que ha tratado de imponer las ideas de tal manera, ha salido siempre
derrotado, a la corta o a la larga.
Además, el espectáculo que ha ofrecido el PRD en el último mes con sus
elecciones internas no había llegado nunca, en la historia de México, a niveles
tan bajos, ni siquiera durante las siete décadas en que el PRI fue el partido
en el poder. Utilizaron los miembros de ese partido todas las triquiñuelas,
fraudes, robos y compra de votos posibles. Otro record para ocupar un lugar en
la historia.
Así que, este espectáculo, sumado al secuestro del congreso, quedarán en
la historia de México como el principio del fin de lo que pudo ser un verdadero
partido de izquierda, pero se transformó en la fuerza de choque de un
iluminado. Lástima.
Pero imaginemos ahora qué sería de nuestra nación si Felipe Calderón
procediera como lo hace AMLO: Disolvería el congreso, impondría el toque de
queda, mandaría a la cárcel a los líderes del FAP (López Obrador, Fernández
Noroña, Claudia Sheinbaum, Martí Batres y sus hermanas, René Bejarano, Dolores
Padierna, Carlos Navarrete, Javier González Garza, Porfirio Muñoz Ledo, Manuel
Camacho Solís, Dante Delgado), y decretaría una Reforma Energética a su gusto.
Simplemente porque no piensan como él.
Declararía fuera de la ley al PRD y de paso al PRI también; destituiría
a Marcelo Ebrard y a su gabinete, pasando, claro está, por el jefe de la
policía; cambiaría a los delegados en el DF; impondría gobernadores sustitutos
en los estados que no gobierna el PAN; descabezaría presidencias municipales
problemáticas.
Durante los cuatro años y ocho meses que le quedan de mandato
organizaría elecciones para formar un nuevo congreso y haría una campaña masiva
en radio, televisión y medios impresos para convencer a la población de que lo
que hizo estuvo bien hecho. Podría quedarse en el poder muchos años más.
Y lo peor, como corolario, es que tal vez hasta se saldría con la suya
porque, como lo demuestra todos los días Andrés Manuel, “las masas siempre se
equivocan”, retomando una vez más a Ortega y Gasset.
Afortunadamente para México, Calderón no piensa, ni actúa como López Obrador. |