Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Qué pasaría si Felipe Calderón procediera como López Obrador

* Fuerza de choque contra fuerza de las ideas

 

Hitler, Mussolini, Pinochet y Victoriano Huerta impidieron, en su momento, las sesiones del Congreso en Alemania, Italia, Chile y México, respectivamente. Un spot televisivo ha tomado de ejemplo el carácter dictatorial y golpista de los cuatro para equiparar el secuestro del congreso mexicano de los últimos días al que tales personajes llevaron al cabo.

Algunos miembros del FAP y concretamente del PRD han protestado contra la comparación. Dicen que su líder y autor del mencionado secuestro, Andrés Manuel López Obrador, no puede ser igual a los otros porque “todavía” no es presidente o dictador de ningún país, como sí lo fueron los aludidos.

Efectivamente, Andrés Manuel no es el Presidente de México, pero se autonombra “Presidente Legítimo” y así lo saludan sus seguidores. Lo obedecen sin chistar, como dictador, porque les ha sentenciado que el que no piense como él debe abandonar las filas de su partido.

Pero se trate de un presidente, un dictador, o simplemente de un ciudadano más, nadie puede rebatir que detener el trabajo de los legisladores porque cabe la posibilidad de que tomen decisiones “contrarias al pensamiento del caudillo”, es un acto fascista, golpista, antidemocrático, un ataque a las instituciones, por decir lo menos.

Los diputados y senadores fueron electos por el pueblo precisamente para hacer las leyes que conduzcan la vida nacional. Nadie tiene derecho a autonombrarse como depositario del pensamiento de la patria para detener, por la fuerza, el trabajo de los congresistas.

Con esa mentalidad, el congreso nunca podría llevar al cabo sus labores porque cualquiera al que no le parezcan las decisiones que tome simplemente detendría sus trabajos por la fuerza, valiéndose de un puñado de inconformes. Como somos millones de personas las que habitamos este país y cada cabeza es un mundo, habría millones de posibilidades de que algún espontáneo utilice la violencia con ese fin.

Por eso las leyes deben respetarse y hacerse respetar. Sólo los que se creen “iluminados” quieren imponer sus ideas por la fuerza, por encima de lo que piensan y deciden las mayorías.

Esa es la razón por la que, los que hicieron el spot para televisión señalado, exhiben a los peores gobernantes como los ejecutores de las acciones contra los legisladores, porque son los que así proceden… Pero los personajes de tal ralea siempre han acabado mal, la historia lo demuestra.

En México, sólo tres veces se han detenido por la fuerza los trabajos del congreso: bajo las órdenes de Agustín de Iturbide, bajo las de Antonio López de Santa Anna y bajo las de  Victoriano Huerta. Tres botones de muestra de lo que han sido los peores gobernantes.

Pero solamente una vez los legisladores tuvieron que sesionar en un lugar distinto al de su sede, cuando México fue invadido por los Estados Unidos.

Así que, si Andrés Manuel López Obrador y los miembros del PRD y del FAP querían ocupar un lugar en la historia, ya lo lograron, junto a Hitler, Mussolini, Pinochet, Iturbide, Santa Anna, Huerta y los invasores de México.

Para la acción violenta que tomaron no hay defensa que valga, ni la bandera de la Reforma Energética, ni ninguna otra.

¿Considera el PRD que va a perder la votación en tal tema contra los legisladores del PRI y del PAN, porque son minoría? Entonces, que se preparen para la lucha electoral en 2009, que ofrezcan a los votantes argumentos válidos e inteligentes para que voten por ellos de tal manera que los transformen en mayoría.

Pero no es por la fuerza como pueden ganar. A lo largo de la historia, el que ha tratado de imponer las ideas de tal manera, ha salido siempre derrotado, a la corta o a la larga.

Además, el espectáculo que ha ofrecido el PRD en el último mes con sus elecciones internas no había llegado nunca, en la historia de México, a niveles tan bajos, ni siquiera durante las siete décadas en que el PRI fue el partido en el poder. Utilizaron los miembros de ese partido todas las triquiñuelas, fraudes, robos y compra de votos posibles. Otro record para ocupar un lugar en la historia.

Así que, este espectáculo, sumado al secuestro del congreso, quedarán en la historia de México como el principio del fin de lo que pudo ser un verdadero partido de izquierda, pero se transformó en la fuerza de choque de un iluminado. Lástima.

Pero imaginemos ahora qué sería de nuestra nación si Felipe Calderón procediera como lo hace AMLO: Disolvería el congreso, impondría el toque de queda, mandaría a la cárcel a los líderes del FAP (López Obrador, Fernández Noroña, Claudia Sheinbaum, Martí Batres y sus hermanas, René Bejarano, Dolores Padierna, Carlos Navarrete, Javier González Garza, Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Camacho Solís, Dante Delgado), y decretaría una Reforma Energética a su gusto. Simplemente porque no piensan como él.

Declararía fuera de la ley al PRD y de paso al PRI también; destituiría a Marcelo Ebrard y a su gabinete, pasando, claro está, por el jefe de la policía; cambiaría a los delegados en el DF; impondría gobernadores sustitutos en los estados que no gobierna el PAN; descabezaría presidencias municipales problemáticas.

Durante los cuatro años y ocho meses que le quedan de mandato organizaría elecciones para formar un nuevo congreso y haría una campaña masiva en radio, televisión y medios impresos para convencer a la población de que lo que hizo estuvo bien hecho. Podría quedarse en el poder muchos años más.

Y lo peor, como corolario, es que tal vez hasta se saldría con la suya porque, como lo demuestra todos los días Andrés Manuel, “las masas siempre se equivocan”, retomando una vez más a Ortega y Gasset.

Afortunadamente para México, Calderón no piensa, ni actúa como López Obrador.

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